lunes, 24 de julio de 2017

Los otros muros que encierran a Honduras

Los otros muros que encierran a Honduras, es una metáfora que parece ir tomando forma, de tal manera que se siente que falta el aire.

Situación económica de Honduras

Migrantes que sostienen una economía nacional, las remesas en Honduras crecen en un 14% en lo que va del año 2017, donde se recibieron un aproximado de $1,383 millones según el Banco Central de Honduras (BCH).

El tema de los migrantes se convierte para muchos en un tema de preocupación, pues aquellos que sostienen la economía en un gran número de familias pueden venir deportados entre las 1500 personas mensuales que en promedio llegan a Honduras desde los Estados Unidos.

Entre esos que regresan a su país viene un gran porcentaje que no encontraran una oportunidad de empleo, por la escases de trabajo que existe, otros que no lo encontraran por la estigmatización que se genera en la empresa privada, ya que para la cultura hondureña todo aquel que se tatúa pertenece a una pandilla o mara (antecedentes que se dan por el inicio de estas), otros que intentaran regresar en busca del sueño americano, pero con pocas posibilidades de encontrarlo.

Todos estos problemas vienen a poner presión en la sociedad, la cual se siente limitada para dar respuesta a las grandes necesidades que en este momento acarrea Honduras.

Aquellos soñadores que aumentaron la migración de personas y que hoy suman casi un millón de hondureños viviendo en el país del norte, son consecuencia de la extrema pobreza en la que el huracán Mitch en 1998 dejó al país centroamericano, quien perdió a más de 5,000 habitantes, y se vio sumido en la miseria que los huracanados vientos y las torrenciales y fuertes corrientes de agua arrastraron a su territorio.

Realidad

Que Donald Trump, presidente de Los Estados Unidos de América, amenace con la deportación masiva de latinos, y en su mayoría centroamericanos no es un motivo para detener los sueños de aquellos padres e hijos que cruzan el largo y peligroso camino, con la esperanza de darle una vida mejor a sus familias. 

No es suficiente que Trump haga el muro más alto para detener a aquellos que escapan de la violencia, aquellos que buscan oportunidades económicas. Pues con las grandes necesidades del país las cuales nacen hace más de 200 años de historia de corrupción, de inequidad y de injusticia social son el combustible para seguir intentando migrar hasta los Estados Unidos.  

Aunque en este momento la situación de Honduras esté mejorando a pasos lentos, no es visible a los ojos de todos, aún falta mucho para que los casi nueve millones de hondureños puedan sentir que las oportunidades para todos existen, pues la confianza se ha perdido, y se tendrá que vencer a la historia que se arrastra.

El Camino hacia el norte

En una entrevista con Hernán Villeda de 44 años, podemos encontrar los muchos casos que enfrentan los migrantes latinoamericanos que buscan ese sueño, que se convierte en pesadilla americana para muchos.

En el 2007 decidió iniciar aquella travesía, dejando la frontera de Honduras con la fe puesta en Dios, la esperanza de un futuro mejor y la confianza en su amigo que lo llevaría hasta Laredo y de ahí en adelante los llevaría otro guía hasta su destino final.

Son muchos los hondureños que han tenido que cruzar los duros y fríos caminos de los desiertos, y a veces el fuerte sol que deshidrata a su paso; otros simplemente son jinetes de una bestia indomable, la cual no tienen más opción que montar para cumplir su sueño y el de su familia.

“Cosas que no puedo olvidar fueron los relatos que escuchábamos de los que venían atrás de nosotros, quienes comentaban que los habían asaltado, y en el camino, ya casi por llegar al tren fue otra experiencia traumática, recordar aquel mal olor que provenía de los residuos de cinco hombres que habían sido arrollados y asesinados por la Bestia, y Gracias a Dios a mí no me paso nada”, menciona Villeda, quien a pesar del tiempo que hace de su regreso parase sentirse aliviado.

Cuando le preguntamos si después de ver aquellas situaciones en las que se encontraban o que veían que otros padecían se hubiese querido regresar solo mencionó: “No miren hacia atrás, porque sino, se van a querer quedar, nos decía el amigo coyote que nos llevó, la verdad ya era una decisión tomada así que no era opción regresarnos”.

La situación que vivió fue aún más difícil cuando al llegar a una casa a donde los llevaron los coyotes estaban desorientados, pensaban que los traían de vuelta para Honduras, fueron 15 horas aproximadamente las que estuvieron encerrados, sin saber dónde estaban. Veintidós personas entre ellas 19 varones y tres mujeres quienes  eran cuidados por cuatro hombres, “él guía” y los encargados del “delivery” de los migrantes en los lugares acordados con los familiares.

Las amenazas de muerte fueron parte del menú de la travesía de aquel viaje, quienes fueron obligados a pagar la deuda no pagada por uno de los migrantes, quien se escapó.   
“A la frontera los llevaremos y ahí los mataremos si no nos pagan lo del compañero que se fue” fueron las palabras del guía según relatos de Villeda.

Las emociones que torturan

Pero, ¿por qué tomar un camino tan peligroso?
Hernán tenía una familia, tres hijos, el menor de un año y medio y su esposa a quienes dejó para buscar vida mejor para ellos.

Antes de irse trabajaba como taxista en punto de taxis colectivos de una ruta de la ciudad de San Pedro Sula, pero su sueldo no alcanzaba para mantener a los suyos. Migrar es la mejor opción que encuentran muchos, cuando de apalear la pobreza se trata, aunque eso implique dejar a sus dos varones y su pequeña.

Mientras estuvo en Estados Unidos fue muy duro tener que enfrentar la realidad de que no era tan fácil la vida allá como parecía que lo pintaban, en esas tierras tan lejanas y solo, pues tienes una familia que no puedes abrazar.

“Hubieron varias cosas que me hicieron pensar en regresar, especialmente el no ver crecer a mis hijos, yo no me arrepentía de haberme ido, si no que me arrepentía de no haber disfrutado a mis hijos, me perdí su infancia y lo que más me duele y que me hizo tomar la decisión de regresar a Honduras fue una conversación con uno de mis hijos, quien me dijo que ya no me conocía, que no se acordaba de mi” mencionó Villeda con una voz entre cortada.

El ciclo de los problemas de la migración

Como Hernán, muchos latinoamericanos migran para Estados Unidos como indocumentados para darles una vida mejor a sus familias, sin imaginarse el problema que está dejando atrás, un ciclo de grandes flagelos sociales, que inician con la desintegración familiar, la deserción escolar, el mal uso del tiempo libre, la no practica de los valores, hasta desencadenar en la violencia.
Honduras es un país con altos índices de violencia, que se genera principalmente por la corrupción que ha venido carcomiendo los poderes del Estado, siendo alimentados por los problemas sociales como la falta de empleo, la migración, la falta de una educación de calidad y los altos niveles de injusticia, lo cual hace que los hondureños elijan migrar a Los Estados Unidos buscando lo que no encuentran en su país.

¿Qué hacer cuando no solo se quiere entrar entre los muros de Donald Trump, sino que se quiere salir de los propios muros que te asfixian y no dan una solución a los problemas que te roban hasta el aire?