Los otros muros que
encierran a Honduras, es una metáfora que parece ir tomando forma, de tal
manera que se siente que falta el aire.
Situación
económica de Honduras
Migrantes que sostienen
una economía nacional, las remesas en Honduras crecen en un 14% en lo que va
del año 2017, donde se recibieron un aproximado de $1,383 millones según el
Banco Central de Honduras (BCH).
El tema de los
migrantes se convierte para muchos en un tema de preocupación, pues aquellos que
sostienen la economía en un gran número de familias pueden venir deportados
entre las 1500 personas mensuales que en promedio llegan a Honduras desde los
Estados Unidos.
Entre esos que regresan
a su país viene un gran porcentaje que no encontraran una oportunidad de
empleo, por la escases de trabajo que existe, otros que no lo encontraran por
la estigmatización que se genera en la empresa privada, ya que para la cultura
hondureña todo aquel que se tatúa pertenece a una pandilla o mara (antecedentes
que se dan por el inicio de estas), otros que intentaran regresar en busca del
sueño americano, pero con pocas posibilidades de encontrarlo.
Todos estos problemas
vienen a poner presión en la sociedad, la cual se siente limitada para dar
respuesta a las grandes necesidades que en este momento acarrea Honduras.
Aquellos soñadores que aumentaron
la migración de personas y que hoy suman casi un millón de hondureños viviendo
en el país del norte, son consecuencia de la extrema pobreza en la que el
huracán Mitch en 1998 dejó al país centroamericano, quien perdió a más de 5,000
habitantes, y se vio sumido en la miseria que los huracanados vientos y las
torrenciales y fuertes corrientes de agua arrastraron a su territorio.
Realidad
Que Donald Trump,
presidente de Los Estados Unidos de América, amenace con la deportación masiva
de latinos, y en su mayoría centroamericanos no es un motivo para detener los
sueños de aquellos padres e hijos que cruzan el largo y peligroso camino, con
la esperanza de darle una vida mejor a sus familias.
No es suficiente que
Trump haga el muro más alto para detener a aquellos que escapan de la
violencia, aquellos que buscan oportunidades económicas. Pues con las grandes
necesidades del país las cuales nacen hace más de 200 años de historia de
corrupción, de inequidad y de injusticia social son el combustible para seguir
intentando migrar hasta los Estados Unidos.
Aunque en este momento
la situación de Honduras esté mejorando a pasos lentos, no es visible a los
ojos de todos, aún falta mucho para que los casi nueve millones de hondureños
puedan sentir que las oportunidades para todos existen, pues la confianza se ha
perdido, y se tendrá que vencer a la historia que se arrastra.
El
Camino hacia el norte
En una entrevista con
Hernán Villeda de 44 años, podemos encontrar los muchos casos que enfrentan los
migrantes latinoamericanos que buscan ese sueño, que se convierte en pesadilla
americana para muchos.
En el 2007 decidió
iniciar aquella travesía, dejando la frontera de Honduras con la fe puesta en
Dios, la esperanza de un futuro mejor y la confianza en su amigo que lo
llevaría hasta Laredo y de ahí en adelante los llevaría otro guía hasta su
destino final.
Son muchos los
hondureños que han tenido que cruzar los duros y fríos caminos de los desiertos,
y a veces el fuerte sol que deshidrata a su paso; otros simplemente son jinetes
de una bestia indomable, la cual no tienen más opción que montar para cumplir
su sueño y el de su familia.
“Cosas que no puedo
olvidar fueron los relatos que escuchábamos de los que venían atrás de
nosotros, quienes comentaban que los habían asaltado, y en el camino, ya casi
por llegar al tren fue otra experiencia traumática, recordar aquel mal olor que
provenía de los residuos de cinco hombres que habían sido arrollados y
asesinados por la Bestia, y Gracias a Dios a mí no me paso nada”, menciona
Villeda, quien a pesar del tiempo que hace de su regreso parase sentirse
aliviado.
Cuando le preguntamos
si después de ver aquellas situaciones en las que se encontraban o que veían
que otros padecían se hubiese querido regresar solo mencionó: “No miren hacia
atrás, porque sino, se van a querer quedar, nos decía el amigo coyote que nos
llevó, la verdad ya era una decisión tomada así que no era opción regresarnos”.
La situación que vivió
fue aún más difícil cuando al llegar a una casa a donde los llevaron los
coyotes estaban desorientados, pensaban que los traían de vuelta para Honduras,
fueron 15 horas aproximadamente las que estuvieron encerrados, sin saber dónde
estaban. Veintidós personas entre ellas 19 varones y tres mujeres quienes eran cuidados por cuatro hombres, “él guía” y
los encargados del “delivery” de los migrantes en los lugares acordados con los
familiares.
Las amenazas de muerte
fueron parte del menú de la travesía de aquel viaje, quienes fueron obligados a
pagar la deuda no pagada por uno de los migrantes, quien se escapó.
“A la frontera los
llevaremos y ahí los mataremos si no nos pagan lo del compañero que se fue”
fueron las palabras del guía según relatos de Villeda.
Las
emociones que torturan
Pero, ¿por qué tomar un
camino tan peligroso?
Hernán tenía una
familia, tres hijos, el menor de un año y medio y su esposa a quienes dejó para
buscar vida mejor para ellos.
Antes de irse trabajaba
como taxista en punto de taxis colectivos de una ruta de la ciudad de San Pedro
Sula, pero su sueldo no alcanzaba para mantener a los suyos. Migrar es la mejor
opción que encuentran muchos, cuando de apalear la pobreza se trata, aunque eso
implique dejar a sus dos varones y su pequeña.
Mientras estuvo en
Estados Unidos fue muy duro tener que enfrentar la realidad de que no era tan
fácil la vida allá como parecía que lo pintaban, en esas tierras tan lejanas y
solo, pues tienes una familia que no puedes abrazar.
“Hubieron varias cosas
que me hicieron pensar en regresar, especialmente el no ver crecer a mis hijos,
yo no me arrepentía de haberme ido, si no que me arrepentía de no haber
disfrutado a mis hijos, me perdí su infancia y lo que más me duele y que me
hizo tomar la decisión de regresar a Honduras fue una conversación con uno de mis
hijos, quien me dijo que ya no me conocía, que no se acordaba de mi” mencionó
Villeda con una voz entre cortada.
El
ciclo de los problemas de la migración
Como Hernán, muchos
latinoamericanos migran para Estados Unidos como indocumentados para darles una
vida mejor a sus familias, sin imaginarse el problema que está dejando atrás,
un ciclo de grandes flagelos sociales, que inician con la desintegración
familiar, la deserción escolar, el mal uso del tiempo libre, la no practica de
los valores, hasta desencadenar en la violencia.
Honduras es un país con
altos índices de violencia, que se genera principalmente por la corrupción que
ha venido carcomiendo los poderes del Estado, siendo alimentados por los
problemas sociales como la falta de empleo, la migración, la falta de una
educación de calidad y los altos niveles de injusticia, lo cual hace que los
hondureños elijan migrar a Los Estados Unidos buscando lo que no encuentran en
su país.
¿Qué hacer cuando no solo
se quiere entrar entre los muros de Donald Trump, sino que se quiere salir de
los propios muros que te asfixian y no dan una solución a los problemas que te
roban hasta el aire?