Veamos un
poco de lo ocurrido en los últimos años, para poder entender lo que ha estado
sucediendo en el país.
En el 2010
se recibieron 14 denuncias por extorsión, en el 2011, un total de 138, en el
2012, hubo un reporte de 708. Esas denuncias son las pocas que se pudieron
registrar por el miedo y la desconfianza en nuestras autoridades por parte de
la población. En el 2013 se reportan 37 capturados y de esos 16 casos enviados
a la Fiscalía y a los Tribunales de Justicia (DNSEI).
En años
anteriores se le atribuían todos estos ilícitos a los dos grupos antisociales más grandes que operaban a lo
largo y ancho del país. Ahora son otros los que han
surgido; desde familias completas trabajando en equipo, nuevos grupos
antisociales y también los llamados privados de libertad que se encuentran en
los 24 centros penales.
Los extorsionadores
han afectado de diferentes maneras y con diferentes cantidades de dinero a individuos,
familias, empresarios y comunidades, de los cuales han obtenido un aproximado de
120 millones de Lempiras anuales.
La principal
forma de extorsión ha sido una llamada telefónica, diciendo estamos cerca de tu
casa, te tenemos vigilada, y, si no nos das tanto dinero, mataremos a tu hermana. Y
los afectados, victimas del miedo no piensan dos veces la situación y corren a
depositar en bancos, recargar su teléfono para enviar recargas, presentarse en
determinado lugar para entregar el dinero. Otros no corren con tal suerte, pues
se convierten en cadáveres por no acatar la orden que estos maleantes les dieron.
Hemos visto
cuantos negocios se han cerrado, cuántas familias han migrado, cuantas casas abandonadas y
cuantas familias han sido sacadas de sus propiedades, y lo peor del caso
cuantas familias han sido asesinadas.
"Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
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